Todavía estamos en tiempo pascual y creo muy oportuno poder seguir reflexionando sobre este Misterio Pascual ya que es el centro de nuestra existencia, el que da sentido a nuestro vivir. Me parece muy pedagógico el camino que La Iglesia nos hace hacer a los cristianos. Cuarenta días antes y cincuenta después...y no nos sobra nada para poder captar la hondura de lo que es y de lo que afecta a nuestra vida concreta.
No sé si voy a decir algo nuevo, pero sí me gustaría poder recordar algunas cosas que son esenciales para nosotros, ya que recordar significa pasar otra vez por el corazón, y de esto se trata que nuestro corazón arda como recordaban los dos discípulos de EMAÚS.
Nosotros, cada Domingo después de escuchar la homilía, de pie recitamos nuestra Profesión de Fe y en ella decimos, Creo en Jesucristo que fue muerto y al tercer día Resucitó. A veces lo pasamos tan rápido y tan resabido que nos pasa por alto qué es lo que en realidad decimos. Es decir que profesamos que Jesús, el que colgaron de una cruz, está Vivo. Es El viviente, está en medio de nosotros, porque si esto no fuera verdad como nos dice S. Pablo en su primera carta a los Corintios en el capítulo 15, seríamos los más desgraciados de este mundo.
1.-Dos Formas de resucitar
No nos resulta fácil captar bien lo que es La Resurrección, por eso me gustaría pararme un poco ahí.
Nos conviene anticipar aquí una observación si queremos entender la resurrección de Jesús. Porque esta palabra tiene dos significados muy diferentes y no entenderemos nada si no los distinguimos. Buena parte de los equívocos vienen de olvidar esta distinción.
Porque resucitar de entre los muertos tiene dos acepciones completamente distintivas y los hombres tendemos a entenderla siempre en la primera e inferior de ellas:
En el sentido que podríamos llamar terrestre. Resucitar sería simplemente volver a la misma vida que tenía antes, reanudar lo que la muerte interrumpió. En este sentido, El Resucitado no tiene una nueva vida, sino una segunda parte de la misma vida; siguiendo atado a la fugitividad, continúa siendo mortal. Esta fue la resurrección de Lázaro. Ésta parece ser la única resurrección a la que el hombre aspira.
Pero esta resurrección, aun siendo muy importante, no resuelve ninguno de los grandes problemas humanos. La muerte sigue siendo muerte, el hombre sigue encadenado al tiempo y a la fugacidad. Esa resurrección es, en realidad, más una suspensión o un retraso de los efectos de la muerte, que una verdadera resurrección. No es una victoria sobre la muerte, no es entrada a una vida plena y total.
Cuando hablamos de la Resurrección de Cristo hablamos de mucho más. Jesús, al resucitar, no da un paso atrás, sino un paso adelante. No es que regrese a la vida de antes, es que entra en la vida total. No cruza hacia atrás el umbral de la muerte, sino que da un vertiginoso salto hacia delante, penetra en la eternidad; no reingresa en el tiempo.
Jesús después de la resurrección, no vuelve a estar vivo, sino que se convierte el “El Viviente”, en el que ya no puede morir. No es que regrese por la puerta desde donde salió, es que se encuentra y descubre una nueva puerta por la que se escapa hacia las praderas eternas.
Su resurrección no aporta, pues, un trozo más a la vida humana. Descubre una nueva vida.
2.-Imágenes que nos pueden ayudar a la comprensión.
El ser superior entiende el paso superior. Imaginemos que podemos dialogar con el feto en el seno de la madre a punto de nacer. lo encontramos todo preocupado porque no sabe lo que le puede suceder. Él ahora se encuentra bien, está protegido, tiene alimento, no se tiene que preocupar para respirar...y en estas condiciones le dijéramos: mira ahora tu vas a pasar a un lugar........serás independiente, pues podrás comer, respirar por ti mismo.... Su respuesta sería, dejadme en paz aquí estoy bien y este mundo esta cualidad de vida que me cuentas yo no la conozco. Aquí yo estoy seguro... su respuesta es la misma que nosotros hacemos cuando nos hablan de esta nueva vida que el resucitado ha adquirido, una vida plena, una vida total que ya no está sometida a la muerte, que ya no puede morir, que ya no está sometida al factor tiempo y espacio, limites...Lo más que aspiramos es a una reanimación. Volver al mismo sitio con un poco más de comodidad que la que hemos tenido hasta ahora. Nos conformamos a lo que se nos presenta, no a los que nuestro corazón reclama.
3.-La Resurrección: verdad Cristiana y verdad Racional Para esto, tenemos que saber conjugar el sentido histórico, (lo que pasó y como lo vivió la primera comunidad), y el sentido que tiene para nuestra vida concreta.
Muchos cristianos decimos creer en la resurrección de Jesús, pero esto no tiene en la practica ninguna consecuencia, todo continua igual en nuestras vidas. Celebramos con más fuerza los días de pasión que la vigilia Pascual. Parece que hemos de aprender de la muerte del Señor y poco o nada de la Resurrección.
La afirmación de que Jesús ha resucitado solo se hace pleno y tiene sentido cuando después de la afirmación, revoluciona nuestra vida personal y comunitaria, hay cambios concretos y reales como los hubo en los primeros apóstoles. El cambio que la resurrección produjo en ellos, no fue una ilusión, fue un hecho real , basado en otra hecho real: La nueva vida del Cristo vencedor de la muerte.
Por esto podemos concluir que una constatación de la resurrección como un simple hecho que nada significa para nosotros no seria una verdad cristiana. Pero también podemos decir que una afirmación de fe que no se basara sobre en la certeza de que esa resurrección es un hecho verdadero no seria una verdad racional. Son los dos extremos los que deben ser evitados: la afirmación de la resurrección como un hecho histórico gemelo a los demás hechos históricos, y la reducción de la fe en la resurrección a puro subjetivismo ajeno a toda historicidad.
4.-Cristo resucitado: El mismo y distinto
Hemos señalado ya cómo la Resurrección no es simplemente vuelta a la vida.
Cuando se leen los evangelios en los relatos de las apariciones una de las cosas que comprobamos es que el Cristo resucitado es el mismo y es distinto. Si de algún modo no fuera el mismo, no podríamos hablar de resurrección, porque no sería Jesús y no sería reconocido por los suyos, salvo como fruto de un engaño. Si de algún modo no fuera distinto, ante Jesús de Nazaret, pero no ante El Señor de la vida y de la muerte.
Es el mismo, los suyos lo reconocen. Dicen: es el Señor. Le distinguen por su acento, sus marcas, sus maneras, sus gestos. Se diría que los evangelios nos ofrecen todo un retrato de identidad.
Pero al mismo tiempo, encontramos en el resucitado algunas características muy nuevas. Jesús es ahora alguien fuera de este mundo, que no está envuelto por el cosmos, sino que el mismo que envuelve el cosmos
Por eso el resucitado es difícil de reconocer. Los testigos tienen ante él una impresión extraña, la de encontrarse con alguien a quien conocen, pero que es al mismo tiempo un intruso, una especie de pasajero clandestino, venido de otra realidad.
Parece que los evangelistas tuvieron una especial interés en señalar este doble filo de su existencia. Pudieron presentarlo según los clásicos mitos o categorías escatológicas típicas de los hebreos: dibujarlo regresando entre nubes con una corte de profetas. Pero le pintan como alguien que, al mismo tiempo, perteneciera a la historia y la superara; que posee una vida soberana y superior y que, cuando entra en nuestra historia, lo hace de manera discontinua , sin someterse al tiempo de esa historia.
Por eso los primeros cristianos insisten tanto en la unión entre muerte y resurrección. Esa y parece el centro del mensaje. Jesús muere hacia la resurrección. Y resucita desde su muerte. La resurrección de Jesús no es un volver a la vida de antes saltando sobre las muerte, es la confirmación, el desenlace de esta muerte aceptada.
5.-Si Jesús ha resucitado, nosotros también resucitaremosHay una imagen que nos ayuda ha entender la importancia de la resurrección de Jesús para nuestras vidas, es la del nacimiento. Cuando el niño nace y pasa la cabeza por el cuello del útero, hay una alegría porque ya esta garantizado el nacimiento. Donde pasa la cabeza, pasa el cuerpo.
Cristo es nuestra cabeza y todos nosotros formamos su cuerpo, o sea que si Él cabeza ha resucitado, todos nosotros también resucitaremos. La Cabeza ya esta del otro lado, con su resurrección Cristo como dice el Apocalipsis ha abierto una puerta que ya no se cerrará nunca. Su resurrección es garantía de nuestra resurrección. Por esto luchamos con esperanza, por esto ya para nosotros que aun estamos sometidos a la muerte, no tiene la última palabra. Por esto continuamos a pesar de que las circunstancias nos digan lo contrario, no bajamos los brazos aunque humanamente haya motivo de hacerlo. El nos trasmite su fuerza que nos anima a continuar.
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.- Resurrección: Meta y Camino La resurrección de Jesús nos marca la meta hacia donde hemos de caminar, hacia donde todos queremos llegar. No estamos ni perdidos ni desorientado, estamos seguro que su Camino es el camino que queremos seguir, que su Vida es la vida que queremos vivir y que su Verdad es la que vence toda mentira. Esta es nuestra meta. Nuestro corazón reclama la resurrección, o mejor dicho, esta hecho para vivir como resucitado.
Pero al mismo tiempo es camino, vamos llegando paso-a-paso. Nuestra vida es un proceso de cristificación a la que no llegamos de una vez por todas, pero hacia la cual damos pasos concretos. Conquistamos cuotas de resurrección cada vez que muere nuestro hombre viejo y renace el hombre nuevo, y así poco a poco nos vamos haciendo hombres pascuales, personas resucitadas, comunidades pascuales. Esto es don y tarea, es el ya y el todavía no.
No es diciendo que creemos en la resurrección de Jesús que convenceremos a la gente, sino cuando vean en nosotros los frutos de la Resurrección: Paz, Gozo, Alegría, serenidad.....
Es
una asignatura pendiente que tenemos delante de nuestro mundo, el mostrar por nuestras vidas que Jesús, El Cristo, esta vivo y porque esta vivo por su resurrección, nada de lo que vivimos, nada de lo que sufrimos se queda sin recompensa.Nuestro Dios, no podía ser un Dios injusto, no podía dejar vencer la mentira ni la injusticia. Es verdad que no puede ni quiere manipular la libertad del hombre y liberar por su cuenta a su Hijo a pesar o contra la voluntad de los hombres. Resucitando a Jesús después de su muerte, respeta la libertad pero recompensa la fidelidad del Hijo dándole una vida plena donde la muerte ya no tiene poder y esta misma vida es la que quiere para todos nosotros sus hijos. La victoria ya esta dada falta solo merecerla por el mismo camino que la mereció Jesús.
CREDO DE LA RESURRECCIÓN
Porque Cristo resucitó y es el Hijo,
creemos en el Padre y en los hermanos.
Porque Cristo resucitó y es la Vida,
creemos en la vida y no en la muerte.
Porque Cristo resucitó y es la Luz
creemos en la luz y en la belleza.
Porque Cristo resucitó y es Palabra
creemos en el diálogo y no en el monólogo.
Porque Cristo resucitó y está en el camino,
creemos en el futuro y no en el miedo.
Porque Cristo resucitó y está en la mesa,
creemos en la amistad y no en el rechazo.
Porque Cristo resucitó y está en el pan,
creemos en la siembra y no en el hambre.
Porque Cristo resucitó y está en los pobres,
creemos en la justicia y no en la opresión.
Porque Cristo resucitó y está en la comunidad,
creemos en la unidad y no en la división.
Porque Cristo resucitó y es la paz,
creemos en la paz y no en la guerra.
Porque Cristo resucitó y está llagado,
creemos en el amor y no en el odio.
Porque Cristo resucitó y está en la orilla,
creemos en el que espera y no abandona.
Porque Cristo resucitó y está en la barca,
creemos en la debilidad y no en el poder.
Porque Cristo resucitó y se apareció primero a Magdalena,
creemos en la mujer explotada y no en el explotador.
Porque Cristo resucitó y se apareció a Pedro,
creemos en la Iglesia confiada a hombres pecadores.
Porque Cristo resucitó y se apareció a los Once,
creemos en la misión abierta a todos.
Porque Cristo resucitó y es perdón,
creemos en los que salvan y no condenan.
Porque Cristo resucitó y nos da su Espíritu,
creemos que somos hijos amados para siempre.(José Antonio Pagola)