viernes, 10 de mayo de 2024

OS daré una alegría que permanente

10 de Mayo

VIERNES DE LA VI SEMANA DE PASCUA

MOTIVACIÓN

Comienzo la oración silenciando la mente. Pongo la atención en la respiración. Respirar es vivir. Dios me regala la vida aquí y ahora. Me hago consciente de la promesa de Jesús en este Evangelio: «¡Volveré!».
Ya está con nosotros. El Espíritu Santo hace presente a Jesús.
En la oración me abro a la presencia del Espíritu.
Mis sentidos no pueden captarlo, pero habita en mí y guía mi vida.

Espíritu divino, ilumíname para elegir el bien.
Espíritu divino, consuélame en las penas de cada día.
Espíritu divino, pacifícame en las adversidades del camino.

DEL EVANGELIO DE SAN JUAN 16, 20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

COMENTARIO ORANTE

Compara Jesús su muerte y resurrección con los dolores de parto de una mujer y con el gozo de esta cuando tiene a su criatura entre los brazos. Cuando los discípulos vean el triunfo de Jesús y su presencia en medio de ellos, su alegría será permanente.
Los cristianos aguardamos con esperanza la promesa del Señor: «¡Volveré!». En la oración discernimos los acontecimientos, los signos de los tiempos, para descubrir en ellos el susurro del Espíritu. Aguardamos el mundo nuevo. El Reino que nace toma cuerpo de nuestra esperanza y de nuestra oración, y exige nuestro tiempo, fatiga y alegría. La alegría es la mejor respuesta que podemos ofrecer a los demás.

PALABRA DE LOS MÍSTICOS

Escribe santa Isabel en una de sus cartas, a su madre:

«El Señor no nos ha separado. Nada ha cambiado, y tu Sabelita viene, como antes, a que la mimes y a decirte con un gran beso que te quiere muchísimo, a más no poder.
Así que, hoy, ¡fuera la tristeza! Si vieras qué cerca estoy de ti… ¡Cuánto bien hace encontrarnos junto al Señor! Es como si allí no hubiese ya separación ni distancias. “En Él lo tenemos todo”.
Mamá querida, ¡si supieses cómo te ama el Maestro y cómo bendice tu sacrificio…! Tú le has entregado a tu hija para que sea su esposa, y él se hace tu hijo querido. ¿Ves?, Él me ha tomado para darse más a ti. Escúchale, haz silencio, y Él te dará todos mis recados»

(Carta. 103 (93). A su madre María Rolland [Carmelo de Dijon, 25 de] diciembre [de 1901]).

CANTO: VUESTRA ALEGRÍA, Isabel Toyos. CD: Todo vuelve a ser posible, nº 25.

ORACIÓN

Señor,
gracias por la alegría
que me brota de los adentros
como un surtidor de vida.
Ayúdame a contagiarla, Señor.
Es tuya y, por tanto, nuestra.
No permitas que la pena encoja mi corazón.
Envíame un rayo de tu luz divina
y mi esperanza se abrirá como una flor
y dará el perfume de la paz y del amor.

CIPE

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