sábado, 19 de agosto de 2023

Examen diario sobre el Amor

Gracias, mi Señor. Me mantengo con la ilusión creciente de amar, de hacer de mi vida sacramento del Amor. Para ello, he comprendido el ejercicio de no aceptar, de rechazar cualquier pensamiento para con mis hermanos que no sea pensamiento de amor. No escuchar a nadie ni de nadie sino con amor; con el mismo Amor de Cristo. No hablar a nadie ni de nadie sino con amor. No alimentar recuerdos, agradables e incluso desagradables, del hermano que fuere, sino con amor. Pensar bien, mirar con amor; amar bien, recordar y proyectar sobre todos y cada uno solo por amor y con amor. Por amor al mismo Cristo y con su mismo Amor, tratar los casos y causas perdidas y desgraciadas de todos los hermanos, fueren los que fueren. Para ello, Mamá querida, te pido tu paz, tu serenidad, tu afecto materno, tu tacto dulce, tu semblante afable y acogedor. Aunque tuviera que volver a nacer, no importa, puesto que la única Vida, así, con mayúscula, es la del Amor. Mas no se trata de un Amor de verdad, profundo, solamente interno. Evidentemente este Amor es el manantial, la cantera, la mina, la fuente y Vida de verdad. Se trata ya de la forma de elaborar tal Amor en el corazón y también de servirlo: «servidores de la Vida». Y aquí está el trabajo, la tarea y los ejercicios diarios, constantes, paso a paso, durante la jornada. Y es en este ejercicio y aprendizaje, Mamá querida, Jaime Bonet

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