lunes, 14 de noviembre de 2011

UN ROSTRO NUEVO

”Aarón y todos los israelitas, al ver a Moisés, notaron que su rostro resplandecía, y no se atrevieron a acercarse a él.
Moisés los llamó; Aarón y los jefes de la comunidad se acercaron a él, y

Moisés les habló. Después se acercaron a él todos los
Israelitas, y Moisés les ordenó todo lo que le había dicho el Señor en
La montaña del Sinaí. Y cuando terminó de hablar con ellos, se
Puso un velo en la cara.
Cada vez que Moisés entraba en la presencia del Señor para
Hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía y, una vez afuera,
Comunicaba a los israelitas todo lo que se le había ordenado.
Los israelitas dirigían su mirada a la cara de Moisés y veían su
Piel radiante. Y Moisés volvía a poner el velo en su cara hasta que
Entraba de nuevo a hablar con el Señor.”
(Ex 34, 30-35)

N B
“La piel de su cara se había vuelto radiante por haber hablado con Dios. Este signo exterior delata la transformación profunda obrada por Dios en aquellos que se presentan ante ÉL a cara descubierta.”

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